jueves, 18 de noviembre de 2010

Decadencia del Circuito y Karmabeat

Pareciera que con el cierre de Milk comenzó (y con la partida de Jay de México se confirmó) la decadencia del circuito mexicano. Cada vez nos cobran más y nos ofrecen menos.
La última que nos hicieron los señores de Karmabeat fue en su fiesta de cuarto aniversario celebrado el pasado 14 de noviembre. Ragga, dentro del centro comercial Antara, fue el lugar donde se llevó acabo la fiesta y hay que ser honestos está increíble (incluso obtuvo el segundo lugar en “El ranking definitivo de los 100 mejores antros” de la revista Dónde Ir del mes de noviembre de 2010), pero en qué momento alguien decidió que hacerlo en un lugar “hetero” y mamón, sería ideal para recibir a las masas gay que emigran desde lugares tan lejanos como Ciudad del Carmen y Mexicali.
La decepción de la noche comenzó cuando a las doce de la noche se les fue el sonido, y no se les fue por 5 minutos, ni 10, ¡estamos hablando de unos cuarenta minutos! Cuando finalmente regresó el Dj Abel nos hizo el “favor” de tocar durante una hora para después dejar sonando un disco pre-mezclado.
Ya cuando medio la gente se empezó a prender, vino la segunda: “Joven, póngase la playera”… ¿cuándo se ha visto? Pues así fue, todos tuvimos que mantener la playera en su lugar hasta después de la tres de la mañana que ya era imposible para los de seguridad seguir insistiendo en que la gente no se descamisara.
Filipe Guerra tocó sólo durante una hora y tampoco levantó como todos suplicamos a gritos que lo hiciera. Desde las tres y media comenzaron a correr a la gente y pasadas de las cuatro encendieron las luces para corrernos. ¡¿Qué demonios?! Quiero mis 400 pesotes de regreso. Lo único que todos esperábamos era que el after estuviera si ya no bien… al menos mejor. Y así fue, el after afortunadamente salvó la noche… (y después de haber gastado más de $1000.00 era lo mínimo). ¿El pero del after? Cuarenta pesos una botella de agua. Simple mathematics: Si llevo x cantidad de dinero y todo es muy caro seguramente sólo compraré lo necesario… si es barato compraré de más. Los precios altos agreden a la gente, es cuestión de marketing.
Una suerte similar tuvo la White Party en su octava edición. Señores organizadores: ¿no se dan cuenta que algo está fallando? ¡Poner un par de Go-go’s y una pantallota no es producción! Pareciera que hasta en los cruceros Atlantis le echan más ganitas.
Y no se trata de sólo tirar mierda por hacerlo, nos acostumbraron a buenas fiestas, más espaciadas y no en lugares “gay friendly” si no donde podemos ser nosotros mismos sin necesidad de estar siendo acosados.
Señores de Karmabeat, Living y el Clan… queremos fiestas pero ya basta de sus abusos.


Por lo pronto los dejo que no vino la muchacha y alguien tiene que arreglar esta casa...

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