martes, 29 de julio de 2008

The Day After

El día de ayer pasó prácticamente inadvertido excepto por las 4 horas que nos vimos después del trabajo, las horas pasaron como agua, y tu accediste a romper tu rutina de castigarte los lunes y me buscaste para que nos viéramos.

-Dos días cuando mucho-. Fue lo que dijiste

I didn’t get depressed like you said I might, I just got terrible blue. So, the fact that I could talk to you about all the things I was feeling and thinking made it easier top go thru. I actually had a great time yesterday, just talking to you and watch you smiling, which as far as I understood was not a very common thing for you to do on Mondays.

The hours went by like sand on a sand clock, I came to work and did what ever I had to do but seemed I did nothing, as if I didn’t have enough time.

I don’t feel strange anymore, but something is different about me, I feel as if my inner child awaked from a long dream. I can feel him just right beneath my skin.

I have changed.I fly to New York tomorrow, lets see what that brings...

lunes, 28 de julio de 2008

El Arquitecto

Antes que nada pido una disculpa por haber tenido abandonado esto, pero he estado recolectando experiencias… si no esto sería aún más aburrido. Quiere decirles que sé que muchos de ustedes me van a juzgar o probablemente estén en desacuerdo con lo que hice, sin embargo para aquellos que me conocen en persona, saben que difícilmente puedo dejar de vivir una experiencia cuando tengo ganas de hacerlo. Este capitulo es más largo que los demás pero realmente creo que vale la pena.

Hace un par de semanas conocí al Arquitecto, eso sucedió en una fiesta y eso es todo lo que voy ha decir acerca de cómo fue que nos conocimos. Así que llevamos un par de semanas saliendo por café, cervezas y de antro. En una de esas charlas fue que se sinceró conmigo y me dijo que no hera un santo precisamente y que ha usado pastillas, tachas para ser más exactos.


No soy una persona que se asuste facilmente.

Así pues el sábado quedamos de vernos para salir a bailar, fuimos a uno de los pocos lugares gay que mantiene cierta respetabilidad. Llegamos ahí alrededor de las dos de la mañana, the place was packed. Para aquellos que no lo sepan en los lugares gay hay varias sub-sociedades: Están “las divinas” que toda su ropa es de diseñador y básicamente van para presumir el outfit, los “sex and the city” que van en grupos de cuatro y cada uno presume ser idéntico a uno de los personajes, puedo mencionar más, sin embargo el grupo que a todos nos llama más la atención es el de “los descamisados”.

Ya en el antro el Arquitecto probablemente habrá saludado a unas 20 personas antes de llegar al spot donde acamparíamos mientras estuviéramos en la jungla gay. Acudí por mi usual cerveza y traté de empezar a bailar.


–Demonios estoy muy oxidado-. Pensé. 

Después de una hora ya estaba como siempre salte y salte y fue ahí (música de que algo misterioso y grande esta por suceder) 

-Te importa se me tomo media tacha-. Me preguntó el Arquitecto. 

A lo que respondí que no importaba.

Habían pasado probablemente 30 minutos cuando noté un ligero cambio en él, instintivamente lo primero que hice fue preguntarle que sentía –No puedo explicártelo, alegría euforia, mucha energía-. Durante toda la noche me presentaron por nombre a cada uno de los que saludaron a el Arquitecto, ¡Oh! Olvidé decir que el spot en el que pasamos toda la noche estaba dentro del territorio de “los descamizados”. Así es, el Arquitecto forma parte de este clan de hombres musculosos o delgados, que lo primero que hacen a la hora de estar en el antro es quitarse la camisa.

El Arquitecto, conciente de mi “inocencia” me cuidó cual guarda espaldas toda la noche, le avisó a todo su clan que yo estaba “limpio” y que me mantuvieran así. Además de haberme hecho sentir más que bienvenido entre ellos nunca hubo alguien del grupo que intentara siquiera tocarme o me tirara mal rollo.

La noche continuaba sin el más mínimo intento por detenerse y fue cuando vino el momento. -¿Quieres media tacha?-. No lo dudé, ya lo había estado pensando durante horas, supuse que la oportunidad vendría. –Sí-. Fue mi respuesta, así pues la sacó y me la metió a la boca, amarga y ácida hasta la madre, no supe que hacer con ella.

-¿Y ahora qué la mastico, se chupa o cómo?-
–Trágatela-. Respondiste riéndote, pero sin malicia, supongo te di ternura.

(Debo decir que ha sido uno de los momentos más sexys de mi vida, justo cuando pusiste la pastilla en mi boca y me dijiste "se adelantó tu viaje a Nueva York, enjoy the trip", y me diste un beso)

En realidad no puedo decir que sentí mucho en ese momento, lo único fue que a las 4 de la mañana estaba fresco como lechuga. Hubo cierto momento en el que me sentí un poco paranoico con respecto al Arquitecto, pensé que podría andar de cabrón por ahí, cuando iba al baño, pero después supuse que sólo era parte del efecto de eso. Y enrealidad me abrazaba bastante seguido.

A las 6:20 a.m. estábamos saliendo del lugar, no quiero entrar en detalles pero me sorprendió la cantidad de droga que corre en los antros, finalmente me quité la venda, realmente yo pensaba que no pasaba.

Antes de salir, se organizó un after en casa de Poweraid, la azotea de un edificio, sonaba interesante, el Arquitecto no me preguntó pero supuso que tendría ganas de ir, y así fue. Además ya se lo había prometido –El próximo fin, hasta que salga el sol-. Le había dicho yo un fin de semana antes.

Llegamos en caravana de cuatro coches, de ahí se recolectó dinero para comprar agua, cerveza, jugos y Gatorade, no más alcohol, sólo cerveces pero demonios, eso no es alcohol. Después de interminablemente subir escaleras llegamos, el departamento de Poweraid era pequeño, la única recamara en la entrada y la cocina y el baño conectado por un puente en el edificio de atrás. La azotea, en la Roma, tenía una barda de un metro cincuenta por lo que era bastante seguro. En chinga sacaron una mesa, un iPod, bocinas, una carpa para dar sombra, sillas, un par de camastros viejos y listos, sonó nuevamente la música electrónica.

No estaba cansado, no tenía sueño tampoco y estaba feliz. No estaba preocupado, ya había mandado un mensaje a casa avisando que no llegaría a dormir, estaba en excelente compañía y realmente me estaba divirtiendo.

Habíamos llegado temprano, pero qué más daba, un Dj llegaría después de las nueve de la mañana. -¿Quieres la otra mitad?-. Obvio mi respuesta fue afirmativa, así pues ya sabía que tenía que tragarla y lo hice.

No sé exactamente cuantos minutos después, pero justo antes de que el sol se asomara, hubo un cambio, hubo un interruptor que se encendió, sentí como si algo bajara de mi cabeza a mi estomago… una especie de vació que luego subió en forma de un sentimiento a mi pecho. Fue en ese justo momento cuando el sol irrumpió entre la torre Latinoamericana y el edificio de la S.R.E., no pude más que abrazar por detrás al Arquitecto y dejarme llevar por todo lo que estaba pasando en ese momento, no podía pensar, estaba perdido completamente en la textura de las nubes, el color, del cielo, los pocos rayos que desgarraban el frío azul del amanecer, el calor en mi pecho que venía de la espalda del Arquitecto.


Con forme la mañana siguió abriéndose paso, algunos de los asientes llegaron a excesos, no juzgo, sólo observé. Aún así en ningún momento hubo algún intento de pelea, ni malos viajes, en realidad los que no estaban a gusto simplemente se fueron.

La sensación iba y regresaba, duraba unos 30 minutos y se desvanecía para regresar una media hora después. Intensa, nuevo, asombroso, la música se escuchaba diferente, el sol se sentía diferente sobre mi pecho y espalda, todo en sí mismo era completamente nuevo, el sabor del jugo, del agua, sentir la piel del Arquitecto en lo que no pasó a más de abrazos y unos cuantos besos. Llenos de sentimientos, emociones que salieron al destapar lo que sea que haya estado tapado.

No voy a entrar en detalles de lo que vi y pasó en la fiesta, eso no me corresponde a mí y debo respetar la privacidad de los demás, lo único que puedo confirmarles es que no terminó en una gran orgía, como dicen las leyendas urbanas, o al menos esa no.

Salimos de ahí a las 2:30 p.m., fuimos al restaurante chino y aunque dijiste que no tenías hambre terminaste comiendo. No deja de sorprenderme que no paramos de hablar. Te dejé en casa y yo hice lo pertinente.

Me quedé dormido al momento que puse la cabeza en la almohada y no desperté hasta hoy, 12 horas después, listo para venirme a trabajar.

Me pregunto si todavía estoy bajo los efectos, ciertamente me siento diferente a como generalmente me siento, no estoy triste, me advirtieron que el bajón podría hacerme sentir así. Me siento contento, aunque algo melancólico, lo único que extraño absurdamente son tus abrazos. Me sentí tan protegido y al mismo tiempo sabía que yo te protegía, eso me hizo sentir bien, cuidarte y saberme tan cuidado.

Hace unas horas estaba sentado en Reforma, donde siempre estoy, y nuevamente el sol salió entre los árboles y la fuente de la Diana, levantándose anaranjado sobre la avenida -¿Estaré todavía entachado?-. Creo que sí. Siempre me he dejado impresionar por cosas terrenales como las nubes, el amanecer, el agua de una fuente, pero hay algo especial el día de hoy. Hay algo nuevo dentro de mi que no estaba ahí el sábado por la tarde, y lo que viví el fin de semana no lo voy a olvidar jamás.

Gracias Karmandito.

NOTA: NO ESTOY A FAVOR DEL USO DE LAS DROGAS POR FAVOR MANTENGANSE ALEJADOS DE ELLAS, COMAN FRUTAS Y VERDURAS.

sábado, 12 de julio de 2008

Son sesenta nomás.

Hoy es el cumpleaños número sesenta de mi papá, es curioso que traiga recuerdos de cuando estabas todavía el año pasado.

Ayer mientras platicaba con El Impresor sobre como según el a los treinta perdemos la posibilidad de empezar una nueva relación duradera, yo todavía creo en eso -¿Pero cómo?-. Siempre me parece obsiecivamente interesante al ir a un bar, observar la manera cómo se comporta la gente, y sale a flote la soledad de todos. Al principio el lugar hasta su madre de lleno, todo mundo platica, todos están felices mientras toman las primeras copas… poco a poco el alcohol que llena el organismo y el calor hae que la soledad se transpire. Entonces ya no sólo son pláticas, los que se vieron rápidos ya están muy abrazaditos de alguien, los que no… siguen tomando y eso sí a eso de las dos de la mañana empiezan las compras de pánico, ya lo que sea es bueno, no importa si no es la talla o el color correcto, lo importante es no salir solo de ahí.

Cada vez que pienso en la mañana siguiente de aquellos no puedo evitar reírme:

Por ahí de las 10 de la mañana la víctima abre los ojos… con el peculiar sabor a centavo en la boca… trata de recordar que pasó la noche anterior y qué más da –Seguro me la pasé bien-. Piensa. Dos minutos después cuando se estira todavía dentro de las sabanas su pierna roza algo… algo que no es de él. Sus ojos se abren casi desorbitándose y es cuando lentamente voltea a ver lo que ahí… la espalda desnuda de alguien que no recuerda como se llama. –¡¿Ínguezu madre… y ora este quién es?! Bueno, si me lo traje a casa no puede estar tan mal…

Con un par de empujones trata de despertarlo sin éxito… -Bueno igual mientras me preparo un café. Sale de la cama sólo llevando la trusa, y claro se lleva consigo la cartera y el celular… no vaya a ser la de malas. Mientras el está en la cocina, mira hacia la puerta de su cuarto que se abre lentamente (suenan violines tipo Psico). Y sale…

Y entonce sí, detrás de la cortina número uno… (Redoble de tambores por favor) La loquita, detrás de la dos, el disque oso gordo y horrendo, en la cortina tres: el que te pidió que fueran novios mientras lo hacían. En el mejor de los casos sale un wey tan confundido como el interfecto de aspecto normal y acepta un café mientras también se pregunta -¿Cómo chingaos llegué aquí?

Ayer por la tarde mientras estaba en el supermercado comprando las últimas cosas para la comida de hoy pensaba en que parece recurrente el tema entre mis amigos y conocidos, la gran vacuidad que existe hoy en mucha gente. Pareciera que nadie tiene el tiempo de saber quién es… o por lo menos de saber quién no es. Terrible, pero en fin… tengo todos mis deditos y eso es lo que importa ¿no?

lunes, 7 de julio de 2008

Galletas de Animalitos.

Recuerdo este gran ropero que tenía mi abuela, por alguna absurda razón, en la sala. Y era en este donde guardaba las enormes bolsas (que para mis pequeñas manecitas parecían más bien costales) de galletas de animalitos. De textura semi-acartonada, de color extraño, y eso sí nomás por que uno podía identificar las cuatro patitas y algo parecido a una cabeza.

Mis abuelos (aclaro que sólo me refiero a abuelos a los paternos) no siempre vivieron en esta contaminada ciudad, de hecho la casa del pueblo todavía existe. Ella falleció en octubre pasado, pero ahí sigue mi abuelo. El pueblo está en Michoacán (de ahí mi aspecto de güerito de rancho), a una hora aproximadamente de Guadalajara, no es un lugar que tenga ningún tipo de atracción turística ni mucho menos grandes industrias, realmente lo único que produce y exporta son mojados.

La casa está en el primer cuadrante, siendo la familia de mi abuela una de las tres dominantes del pueblo, y sí, no sólo políticamente, si no genéticamente hablando, es muy fácil reconocer a que familia pertenece cada quien.

Ir al pueblo era toda una experiencia, pasábamos ahí la mayor parte de las vacaciones, ordeñando vacas, recogiendo huevos (hum, no de esos), cuidando la huerta. Puedo recordar que siempre que iba con ella al mercado pasábamos frente a un lugar de estos que venden alimento para animales de granja, yo no podía evitar salir de ahí con una caja de zapatos llena de pollos. Sí, pollos. Nunca supe que les pasaba después de que me regresaba del pueblo, supongo los llevaban al rancho con los demás animales –Bueno eso quiero pensar.

Lo mejor del pueblo es el helado de vainilla, hecho con leche bronca, that’s what I think would be what my child hood would taste like.

Cuando mi abuela murió (el pasado octubre) fue un tanto complicado, no difícil, sólo lamento no haber podido estar ahí.