lunes, 27 de mayo de 2013

La Orgía

Hace tiempo, no sé cuanto en realidad, recibí por error un mensaje a mi celular que iba dirigido a un homónimo: Hola, te invito a una "fiesta" tal día.
Lo más curioso de todo es que sí tenía registrado a quien enviaba el mensaje pero honestamente no tenía idea de quién era. Así que respondí.

"¿No hay problema con que vaya mi novio?"

"Pues si ustedes no tienen problema, nosotros tampoco"

Comenté con Mingo la situación y después de platicarlo decidimos ir. Estuve investigando sobre quien era el que mandaba el mensaje y después de indagar un poco resultó ser un bombero a quien no tenía el gusto de conocer en persona pero que por alguna razón (y sigo sin saber como fue) tenía mi número de teléfono y yo el suyo.

Llegó el día y la hora y volvimos a platicar si iríamos o no, era muy cerca de casa así que no teníamos nada que perder. De camino pasamos a un 7Eleven a comprar un six de cervezas y caminamos, creo que yo más nervioso que el. Nunca he sido fanático de las multitudes en la cama (cuatro no son una orgía, ni cinco), es más ni los cuartos oscuros me gustan.

Finalmente llegamos y dudamos, pero finalmente tocamos y fuimos recibidos por el dueño de la casa. Entramos y fue como meternos a mitad de una escena porno, ya todos estaban muy acomodados unos con otros y no... no vi ninguna cara conocida. El Nos llevó a la cocina donde dejamos las cervezas y nos dio una bolsa para guardar nuestras cosas la que el guardaría en su recámara.

No puedo negar que los nervios me ganaron, afortunadamente había tomado algo por si los nervios llegaban y el tiliche decidiera jugar a la tortuga así que con toda la seguridad que da el viagra me dejé sólo la ropa interior. Mientras eso pasaba el anfitrión fue a buscar a quien me había mandado el mensaje y efectivamente no nos conocíamos. Me explicó que se había equivocado de Víctor pero que bueno ya estábamos ahí y que nos la pasáramos bien. Fueron las únicas palabras que crucé con el en toda la noche.


Al parecer casi todos se conocían excepto por unos cuantos y nosotros dos, en total éramos unas diez personas y la acción era intensa. El departamento estaba acondicionado para la fiesta. Los sillones de la sala estaban cubiertos con sábanas blancas y en una de las recámaras había un colchón grande en el piso. No estaba completamente a oscuras, en la sala la pantalla de butimil pulgadas obvio pasaba una película porno y había música electrónica sonando a un volúmen adecuado.


No sé si fue porque era mi primera vez o por los cuatro tipos con penes gigantescos que eran las estrellas de la noche, pero estaba cohibido. Ni siquiera tenía ganas de interactuar. Supongo que se me notaba porque más de uno me preguntó si era mi primera orgía. Decidí no hacer nada y relajarme y ver. Total todos estaban muy entrados en lo suyo y definitivamente no parecía molestarles que observara. Además el papel de pasivo de la noche estaba ya ocupado por un cabrón hermoso a quienes todos le habían dado y no soy yo quien para quitarle el spot light.

Me senté en un sillón, me senté en el otro, fui a la recámara... me dejé toquetear, toqué y cuando finalmente iba a tener acción:

-Oye ¿cogemos? -Finalmente una invitación-. Pero sólo cojo a pelo. 


Y sí, me di cuenta que casi todos estaban cogiendo a capela. 

Fin de la función para mi. 

No puedo negar que una vez que puse atención y vi la acción bareback me excité mucho más y al menos logré jalármela a gusto. No lo critico y no digo que nunca lo haya hecho, pero neto ¿en una orgía? Eso era una fiesta de SIDA.

Pasaron dos horas y yo estaba empezando a aburrirme, definitivo: Las orgías no son lo mío... Trios, cuartetos y hasta quintetos pero ya más la verdad es que no sé que hacer con tanta reata. Me encontré con Mingo en la cocina y le pregunté si estaba listo para irse a lo que respondió que sí.

Dimos las gracias y regresamos a casa felices, sí, de haber vivido la experiencia.

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