martes, 30 de noviembre de 2010

Miralto y la Mar

Desde hace varias semanas nos hemos dedicado a conocer nuevos restaurantes y aunque no se debe necesariamente a un incremento en nuestros salarios (desafortunadamente) hay un par de páginas en Internet que nos han hecho la vida mucho más agradable los fines de semana: Se trata de de Groupon y Groupalia.

El fin de semana decidimos ocupar dos de los cupones que habíamos comprado en línea el primero fue en el restaurante Miralto en el piso 41 de la Torre Latinoamericana. Debo decir que tratamos de ir a este lugar hace quince días y nos respondieron después de mencionar el cupón que no había lugar si no hasta dos semanas después. Obviamente nuestras expectativas se incrementaron quince veces al tener que esperar tanto tiempo.

Listos y ajuarados para un restaurante con semejante tiempo de espera (repito quince días) llegamos con una amiga y su hijo quien pagaría precio normal a la carta. Desde que llegamos el mesero nos hizo saber que no nos daban mesa en la ventana por que traíamos cupones (a pesar de que el lugar estaba prácticamente vacío y que uno de nuestro grupo pagaría sin ellos) y que el menú incluido en la promoción constaba de porciones más pequeñas… (hum) 

De entrada pedimos dos sopas de jitomate rostizado y una ensalada Miralto, dos tristes hojas de lechuga con algunas otras verdurillas y una sopa fría. Inmediatamente llamé al mesero a quien pedí que calentara la sopa la cual metieron treinta segundos al microondas para regresar a la mesa nuevamente fría. Ya un poco decepcionados (cosa que nunca nos había ocurrido en ningún otro lugar utilizando los cupones) elegimos el plato fuerte: un atún sellado que de verdad la porción eran dos tiras de unos 8 cm de largo por 1.5 cm de ancho, un filete de res a la mostaza del tamaño de una galleta oreo y todo SIN GUARNICIÓN (nuevamente aclarado por el mesero que era debido a los cupones).  

La suerte para el que pagaba completo no fue diferente, un pollo de leche seco y un ratatouille overcooked. Ni ganas de pedir un postre. Horas para que nos trajeran la cuenta y todo dejó mucho que desear. Un lugar caro con mala comida, mal servicio y lo único que podría valer la pena es la vista (siempre y cuando los IMECAS no estén altísimos). 
Dato curioso… el mingitorio está puesto sobre una de las ventanas que da a Juárez y bueno ya se imaginarán.

El domingo decidimos quitarnos el mal sabor de boca e intentarlo nuevamente, esta vez fue en La Mar de Plaza Loreto.
¡Qué diferencia! Hicimos la reservación una hora antes de llegar y no hubo ningún problema para acomodarnos. Desde que llegamos nos atendieron de maravilla, nos sentaron en una mesa en la terraza e inmediatamente llegó el mesero con una cubeta de frituras y las cuatro salsas de la casa. Nos explicaron de qué estaban hechas y nos comentó los platillos que estaban incluidos en la promoción. 

El mesero sabiendo que era nuestra primera visita se ofreció a escoger los platillos por nosotros y honestamente fue lo mejor que pudimos haber hecho. Aquí las porciones eran NORMALES nada de hacernos el fuchi por traer cupones. Iniciamos con el cebiche Nikei de atún y una empanada para cada uno. Seguimos con una plancha Marinera que llegó a la mesa hirviendo y justo en su punto junto con Bruja en salsa Nikei…

Para terminar no pudimos evitar pedir el sampler de postres (no incluido en la promoción) y no hubo mejor manera de terminar nuestra estadía en La Mar que duró casi tres horas de lo a gusto que estuvimos.

El servicio fue maravilloso, la comida deliciosa, todo rápido y el lugar además muy muy bien. Altamente recomendable.

Así que ya saben… entren a comprar sus cupones que la buena vida puede tener hasta 90% de descuento.

Finalmente les comento que he compartido mi experiencia con Miralto a través de su página de Internet... 

martes, 23 de noviembre de 2010

Circus by Living y el Clan

En mi último post no fui lo que algunos llamarían “amable” con las fiestas circuiteras que se habían estado organizando y debo decir que asistí a Circus prácticamente a rastras gracias a mi primo. Afortunadamente varios de mis amigos estaban ahí así que una vez que dejamos las chamarras en el guardarropas nos movimos a la terraza para fumar un cigarro. La verdad es que me sorprendió la decoración del lugar… ahora si le echaron más ganitas. El tornamesas no estaba donde siempre, si no que lo subieron al “tapanco” y desde ahí estaban mezclando.
El plato fuerte fue Dj Ana Paula y la verdad fue bueno escuchar algo distinto y hasta podría decir refrescante. Living estaba a reventar, muchas caras conocidas y muchas nuevas (se le extrañó terriblemente a Jay).
Acróbatas, malabaristas con fuego y los siempre presentes gogo’s fueron el entretenimiento nocturno y aunque un poco apretados entre la decoración y la gente todos la pasamos muy bien. Ana Paula tocó según mis cuentas casi hasta las 4 a.m. y vaya que tocó bien. Muy house, buen ritmo, mucho hit y finalmente se me hizo escuchar All the Lovers mezclada en vivo.
Esta no fue una noche común en Living y creo que este tipo de fiestas hechas por los grandes dueños de la noche gay en el DF pueden ser algo muy bueno. Sólo esperemos que no se engolosinen y nos atiborren de fiestas (que a las cuales parece ya se les acabaron los temas) y caigan en lo mismo otra vez.
Por lo pronto sigo teniendo todos mis deditos…. Chau. 

jueves, 18 de noviembre de 2010

Decadencia del Circuito y Karmabeat

Pareciera que con el cierre de Milk comenzó (y con la partida de Jay de México se confirmó) la decadencia del circuito mexicano. Cada vez nos cobran más y nos ofrecen menos.
La última que nos hicieron los señores de Karmabeat fue en su fiesta de cuarto aniversario celebrado el pasado 14 de noviembre. Ragga, dentro del centro comercial Antara, fue el lugar donde se llevó acabo la fiesta y hay que ser honestos está increíble (incluso obtuvo el segundo lugar en “El ranking definitivo de los 100 mejores antros” de la revista Dónde Ir del mes de noviembre de 2010), pero en qué momento alguien decidió que hacerlo en un lugar “hetero” y mamón, sería ideal para recibir a las masas gay que emigran desde lugares tan lejanos como Ciudad del Carmen y Mexicali.
La decepción de la noche comenzó cuando a las doce de la noche se les fue el sonido, y no se les fue por 5 minutos, ni 10, ¡estamos hablando de unos cuarenta minutos! Cuando finalmente regresó el Dj Abel nos hizo el “favor” de tocar durante una hora para después dejar sonando un disco pre-mezclado.
Ya cuando medio la gente se empezó a prender, vino la segunda: “Joven, póngase la playera”… ¿cuándo se ha visto? Pues así fue, todos tuvimos que mantener la playera en su lugar hasta después de la tres de la mañana que ya era imposible para los de seguridad seguir insistiendo en que la gente no se descamisara.
Filipe Guerra tocó sólo durante una hora y tampoco levantó como todos suplicamos a gritos que lo hiciera. Desde las tres y media comenzaron a correr a la gente y pasadas de las cuatro encendieron las luces para corrernos. ¡¿Qué demonios?! Quiero mis 400 pesotes de regreso. Lo único que todos esperábamos era que el after estuviera si ya no bien… al menos mejor. Y así fue, el after afortunadamente salvó la noche… (y después de haber gastado más de $1000.00 era lo mínimo). ¿El pero del after? Cuarenta pesos una botella de agua. Simple mathematics: Si llevo x cantidad de dinero y todo es muy caro seguramente sólo compraré lo necesario… si es barato compraré de más. Los precios altos agreden a la gente, es cuestión de marketing.
Una suerte similar tuvo la White Party en su octava edición. Señores organizadores: ¿no se dan cuenta que algo está fallando? ¡Poner un par de Go-go’s y una pantallota no es producción! Pareciera que hasta en los cruceros Atlantis le echan más ganitas.
Y no se trata de sólo tirar mierda por hacerlo, nos acostumbraron a buenas fiestas, más espaciadas y no en lugares “gay friendly” si no donde podemos ser nosotros mismos sin necesidad de estar siendo acosados.
Señores de Karmabeat, Living y el Clan… queremos fiestas pero ya basta de sus abusos.


Por lo pronto los dejo que no vino la muchacha y alguien tiene que arreglar esta casa...

martes, 9 de noviembre de 2010

Fin de Semana de Muertos en Oaxaca

Recientemente tuve oportunidad de visitar la ciudad de Oaxaca durante las fiestas del Día de Muertos. El motivo de mi viaje fue el bautizo de mis dos sobrinas, o sea, que les sacaran el chamuco para ver si no le salían como el tío. Hace mucho que no salía de viaje con mis papás y uno no puede evitar sentirse “hijo” y mientras avanzábamos por la carretera me llené de recuerdos de cuando era niño y hacíamos lo mismo. Fue agradable ir platicando todo el camino sin necesidad de poner música para evitar el incómodo silencio. Llegamos a Oaxaca ya de noche (con esto del horario de invierno ya es de noche todo el día). Esta era mi segunda visita a Oaxaca y esta vez tenía toda la intención de conocer algo de la ciudad (no tenía idea de lo que me esperaba).



A la mañana siguiente estaba decidido a recorrer algunos museos y así lo hice, me lancé al centro para visitar el Templo de Santo Domingo y cuál fue mi sorpresa que al llegar la zona estaba acordonada por dos muertos a balazos justo en frente de la plaza. Se trataba de dos porros de la Universidad de Oaxaca. Los cuerpos de los asesinados estaban ahí, a la vista de todos sobre charcos de sangre. Parece que la violencia está tomando todo el país y nos deja a los demás indefensos. No permití que este hecho me amedrentara y decidí entrar al museo, ahí estuve un par de horas antes de recorrer varios templos más para terminar la tarde tomando un delicioso chocolate justo en el zócalo.

Al día siguiente había que estar temprano en la iglesia para el fandango y después el desayuno y luego comida… y aunque adoro a mi familia, no así a los hijos de otros, ya para las siete de la tarde estaba a punto de volverme loco así que pedí la ayuda de un buen amigo oaxaqueño para que me diera el tour por los lugares de la ciudad.

El recorrido comenzó en La Casa del Mezcal, donde obviamente tomamos un par de chelas y mezcales. No hay muchos lugares para ir siendo gay en Oaxaca y de hecho todos puedes recorrerlos en una sola noche. La segunda parada fue un lugar pequeño del cual no recuerdo el nombre, muy al estilo de los lugares de la Zona Rosa ahí nos echamos otra cubeta de cervezas. Después de ahí al parecer todos terminarían en lo que le llaman “el número” que en realidad es el 502… En la calle de Porfirio Díaz número 502 está el antro digámoslo así, donde van todos. Música electrónica y el ambiente bastante prendido, mucho calor y eso sí NO SE PUEDE uno quitar la playera. Tampoco venden dulces así que pues pura chelita y RedBull.

Ya como a las 3 mi cuate me dijo que cambiáramos de lugar no sin antes advertirme que se trataba de un lugar bastante feo. Dado mi espíritu aventurero obviamente le dije que no había problema… y así fue como llegamos a La Costa. Un lugar de estripers con tubo y toda la cosa. La verdad me he divertido como enano que le roba el trineo a Santa para irse de parranda. Nos dieron las 6 de la mañana cuando era hora de partir.

El domingo pintaba tranquilo, tuve oportunidad de conocer Monte Albán, cosa que no  había podido hacer anteriormente. Ya de regreso en el zócalo y mientras tomaba una chela con mis papás, recibí un mensaje de el oaxaqueño diciendo que tenía boletos para ver un espectáculo llamado Catrina. Qué super producción en el teatro Macedonio Alcalá, 65 actores, bailarines, músicos y la voz de Alejandra Robles “la morena”. El teatro a lleno total y de verdad me hizo tirar un par de lagrimitas.

Al salir del teatro me tocó visitar el panteón central iluminado por miles de veladoras, de verdad que fue una experiencia conmovedora.
Ya para terminar alcanzamos al elenco de Catrina para tomar más cervezas y poder ir a descansar para al día siguiente regresar al defe.