miércoles, 26 de noviembre de 2008

Papá, mama: Soy gay

Sin recordar sobre mi infancia intermedia, a los once años descubrí lo inevitable: Soy gay.

Mirando hacia atrás, no puedo negar que las señales eran evidentes y no tan discretas. Aclaro que nunca me vestí con la ropa de mi madre ni con la de ninguna otra mujer. Excepto en un sketch mágico, cómico musical en el que interpreté a una secretaria.

El primer síntoma que puedo recordar: Estaba perdidamente enamorado de BirdMan. Sí, sí. Y estaba totalmente celoso de BirdBoy. Por su puesto que no se trataba de un amor lleno de fantasías sexuales, al contrario, no podía esperar a llegar de la escuela para ver sus absurdas aventuras. El fue el primero de varios entre los que estuvieron Fred, Acuaman y por supuesto Thor.

En ningún momento imaginé que estar enamorado de todos esos súper héroes significaría “aquello”.

La verdad vino a mí en forma de un sueño. No te preocupes no voy a decir quien eres. Soñé con mi mejor amigo y claro que no fue precisamente un sueño apto para niños. Al despertar tenía la seguridad de una sola cosa: Me gustaba el chorizo.

Los siguientes dos años fueron muy complicados emocionalmente. Terriblemente enamorado de quien era mi mejor amigo sin poder decirle nada y la lucha constante por no ser aquel ser deforme, desviado y pervertido que se anunciaba en la Biblia, las telenovelas, los comentarios de la familia y amigos.

A los 14 años llegó a mí (no por si solo si no por dos años de psicoanálisis y mucho pensar y pensar y pensar) la sensación de ser un chingón con todo y todo, y sí: Soy maricón ¿y qué? –Y fue con esa fuerza con la que abrí la puerta de la recamara de mis papás y lo vomité: “Papá, Mamá: soy homosexual”.

La palabra homosexual retumbó en las paredes con un eco terrible y ensordecedor. Bueno no lo fue tanto pero sus caras eran de un millón de dólares. Finalmente su más terrible miedo los había confrontado y no sólo eso: Se había confirmado.

No quiero convertir esto en drama, sin embargo, lo que ocurrió después, fue difícil no sólo para mí, sé que ellos también tuvieron su parte de dolor.

Lo mejor de todo es que yo estaba seguro de que lo que me gustaba. ¡Pero aún era virgen!

P.D. Mándenmen sus preguntas sobre amor, soy re-te-bueno para eso.