domingo, 31 de agosto de 2008

Piegra

Ya sé, he sido malo y no he escrito nada. Desde que volví de mí a viaje de NYC, pasaron tantas cosas, que necesitaba tiempo para acomodarlas en mi mente. Tendré que retomar, tanto la crónica del viaje, como la crónica de mi vida.

Es en momentos como estos, en los hubiera (la maldita levedad del “hubiera) querido ser más inteligente con las tarjetas de crédito y tener como más “espacio” para hacer cosas.

Lo importante es que después de caer por el barranco de la soltería (responsable claro está) finalmente caí sobre una “piegra” que no sólo detuvo mi caída: Me lanzó por los cielos de una forma estrepitosa e ilógica. ¿Pero quién soy yo para no tomar tan maravillosa oportunidad? Finalmente a este corazón de perro callejero le llegó quien lo adopte. ¿Por cuánto tiempo? –Qué importa-. Estas convencido y lo puedo ver en tus ojos.

Así pues, sin miedo y convencido me declaro enamorado. Gracias Piegra por tu sonrisa chueca, por las cejas levantadas, por los cigarros que me robas, por soportar mis ronquidos la primera noche, por un fin de semana fenomenal, pero sobre todo, gracias por dejarte querer.

jueves, 7 de agosto de 2008

New York: a mind-blowing trip.

So there I was, at JFK airport trying to find my way out to the train that would take me to Ground Zero. Así que listo, compré mi boleto de 30 USD que técnicamente sería válido por 7 días. Pensé que el tren de alguna forma me mostraría parte de Manhattan, pero no fue así, después de 3 estaciones entramos a un túnel y, vale madres, nada… aún así estaba emocionado, a pesar del viaje de hora y media que me esperaba hacía casa de David.

I put on my iPod, but then I thought it was stupid, I wanted to hear the noise of the train running thru the tunnels and tracks. And then suddenly you came in to my mind. –Why? Am I falling for you? For Christ sake, no-. So after some time I got to Christopher St.’s station. Followed the instructions given to me to get out and then get to the Path Train, I go up the stairs and there it was, Ground Zero, surrounded by skyscrapers, I was in New York: Mind-blowing. It really was mind-blowing.

Los ríos de gente, no tenía oportunidad de salir de la corriente mientras cargaba mi maleta y mi backpack. Logré sacarme, respirar hondo y profundo –Carajo, estaba en New York-. I was so stupidly happy.
La verdad es que es un viaje en el que hice cosas que siempre soñé, cosas tan estúpidas como comprar un pretzel en Central Park, o comerme un hot dog viendo el atardecer just debajo del puente de Brooklin, vi a los dinosaurios en el Museo de Historia Natural.

Historias sobre lo que viví allá hay miles, desde los maravillosos atardeceres, haber caminado por Brodway durante cuatro horas, del Britanico-Iraní que conocí en el metro y me llevó hasta la puerta del Epire State Bulding.

Pisar esas calles, respirar el aire aconcretado de la urbe de hierro mezclado con los miles de carritos de hot dogs y de brochetas semi-árabes o algo así. No puedes dejar de mirar a la gente, modelos en el metro, modelos en el parque jugando sin camisa voleyball de playa. Una de las mejores cosas fue probablemente saberme dentro de los “NYC beauty standars”. Y no es algo que sirva más allá del simple “ego booster” –pero demonios-; vaya que sirve.

No hubo rastros de Godzila ni del monstruo de Clover Field; ni tampoco de invasiones extraterrestres. Tampoco vi ningún musical. Así pues con planes ya para volver la única con caución a la que puedo llegar es:

Yes, I ♥ NY.