martes, 2 de marzo de 2010

Mi Nueva Casa

Antes que nada quiero disculparme con ustedes, aquellos que han seguido mi blog durante este tiempo, lamentablemente tuve que suspender las entradas durante mi mudanza ya que los genios de Cablevisión se tomaron dos semanas para reinstalar el servicio.
Así que ya con cable, teléfono e Internet instalados me doy a la tarea de continuar con las crónicas de mÖnster! (o sea yo).
Piegra y yo teníamos la intención de mudarnos desde principios de año, sin embargo, los arreglos del nuevo departamento  parecían no terminar jamás. Prácticamente pasábamos todos los días para verificar los pocos o nulos avances. Que si decidieron cambiar todo el piso, que si los hoyos en las paredes, que si hay que pintarlo; todo lo que el administrador nos había dicho eran detalles que no demorarían más de dos semanas se llevaron casi dos meses. Ya un más bien en plan Hulk hablamos con el administrador y el “chalán” para que apuraran el paso ya que nos urgía cambiarnos.
Finalmente y con los trabajos “casi” terminados, el 13 de febrero tomamos posesión del lugar. Decidimos no contratar mudanza ya que nos cambiábamos a unas cuantas calles de donde vivíamos originalmente (ya no me sacan de la San Rafael sólo que sea para un penthouse sobre Reforma), y aunque sí nos ahorramos un buen billete la verdad es que después de los dos días que tardamos en cambiar todas las cosas terminé con dolor en todas partes.
Además de la presión de acomodar todo para no vivir entre cajas, había otra razón más para tener el departamento listo (o algo parecido), el sábado 20 de febrero tendríamos a nuestras primeras visitas oficiales. Se trataba de dos representantes de la delegación norteña que venía al gig de Allan Natal en el VD+.
La semana pasó rapidísimo y el fin de semana del evento llegó.
Originalmente el plan era recoger a los delegados Major Tom y Circuit Boy en el aeropuerto pero algunos arreglos en la nueva cede de los PNK Boys me detuvieron, así  que Narquito se lanzó por ellos al aeropuerto.
Me lancé al Living para sondear el lugar y ver si valía la pena que todos llegaran ahí o si cambiábamos el lugar de la primera fiesta del finde. A las once de la noche el lugar estaba bastante lleno, parece que los capitalinos aceptamos, aunque a fuerza, el hecho de que ahora la fiesta empieza temprano. Casi a la media noche el lugar estaba a reventar y finalmente llegaron, con la “divina” trinidad venían Matanás y Rafita (de la delegación campechana). Se repartieron abrazos, besos y las primeras chelas de la noche fueron bebidas. Un par de Red Bulls, botellas de agua y listos para reventar. Cual fue la sorpresa que no llevamos cuando Isaac Escalante estaba ya mezclando y lamentablemente como han sido las últimas veces que lo hemos escuchado, nomás no levantó la fiesta. A las tres de la mañana en punto salimos con dirección al Milk; si alguien podía salvar la noche era el Master Dj Edgar Velazquez (Por cierto, amigo te tomé prestada la foto que tomaste esa noche ^^). No había mucha gente cuando llegamos, la ola de gente estaba detenida probablemente en el guarda ropa del Living. Edgar ya estaba ahí mezclando, inmediatamente los beats nos llenaron la mente y el cuerpo de energía.
La madrugada nos alcanzó y la música seguía hasta arriba. Nos acercamos al “altar” para rendir pleitesía al fundador de Rush Hours y nuestro queridísimo Edgar nos regaló un par de CDs con ochenta minutos de música grabada ahí mismo (¿se habrá dado cuenta ya de que somos sus grupies?). Que buena manera de agradecer a sus fans.
Más Red Bull y más agua, unas cuantas chelas más y listos para poder continuar. El único que nos hizo falta fue Jon Jon que se encontraba en tierras cariocas. Salimos de ahí cuando el sol había asomado ya sus primeros rayos. La satisfacción del after hizo que olvidáramos lo chafita que estuvo la sesión en la casona de Bucareli.
Con algo de hambre pero muy felices regresamos a casa donde Piegra no tardaría en despertarme para ir de compras al Homedepot.

Creo que el evento de Allan Natal merece un post completo por lo que lo reservaré para el siguiente.

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Nota:
La verdad es que dejar el antiguo departamento sí me causo algo de nostalgia, a pesar de la vecina loca budista, de los vecinos que se acababan el agua los fines de semana que nuestro Jefe de Gobierno decide cerrar la llave. Fue ahí donde Piegra y yo iniciamos nuestra vida juntos, y claro que el lugar se quedó lleno de recuerdos. Todas las fiestas y reuniones que tuvimos ahí, las visitas cómodas e incómodas, las primeras llegadas a las nueve de la mañana de las fiestas del circuito.

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