sábado, 12 de julio de 2008

Son sesenta nomás.

Hoy es el cumpleaños número sesenta de mi papá, es curioso que traiga recuerdos de cuando estabas todavía el año pasado.

Ayer mientras platicaba con El Impresor sobre como según el a los treinta perdemos la posibilidad de empezar una nueva relación duradera, yo todavía creo en eso -¿Pero cómo?-. Siempre me parece obsiecivamente interesante al ir a un bar, observar la manera cómo se comporta la gente, y sale a flote la soledad de todos. Al principio el lugar hasta su madre de lleno, todo mundo platica, todos están felices mientras toman las primeras copas… poco a poco el alcohol que llena el organismo y el calor hae que la soledad se transpire. Entonces ya no sólo son pláticas, los que se vieron rápidos ya están muy abrazaditos de alguien, los que no… siguen tomando y eso sí a eso de las dos de la mañana empiezan las compras de pánico, ya lo que sea es bueno, no importa si no es la talla o el color correcto, lo importante es no salir solo de ahí.

Cada vez que pienso en la mañana siguiente de aquellos no puedo evitar reírme:

Por ahí de las 10 de la mañana la víctima abre los ojos… con el peculiar sabor a centavo en la boca… trata de recordar que pasó la noche anterior y qué más da –Seguro me la pasé bien-. Piensa. Dos minutos después cuando se estira todavía dentro de las sabanas su pierna roza algo… algo que no es de él. Sus ojos se abren casi desorbitándose y es cuando lentamente voltea a ver lo que ahí… la espalda desnuda de alguien que no recuerda como se llama. –¡¿Ínguezu madre… y ora este quién es?! Bueno, si me lo traje a casa no puede estar tan mal…

Con un par de empujones trata de despertarlo sin éxito… -Bueno igual mientras me preparo un café. Sale de la cama sólo llevando la trusa, y claro se lleva consigo la cartera y el celular… no vaya a ser la de malas. Mientras el está en la cocina, mira hacia la puerta de su cuarto que se abre lentamente (suenan violines tipo Psico). Y sale…

Y entonce sí, detrás de la cortina número uno… (Redoble de tambores por favor) La loquita, detrás de la dos, el disque oso gordo y horrendo, en la cortina tres: el que te pidió que fueran novios mientras lo hacían. En el mejor de los casos sale un wey tan confundido como el interfecto de aspecto normal y acepta un café mientras también se pregunta -¿Cómo chingaos llegué aquí?

Ayer por la tarde mientras estaba en el supermercado comprando las últimas cosas para la comida de hoy pensaba en que parece recurrente el tema entre mis amigos y conocidos, la gran vacuidad que existe hoy en mucha gente. Pareciera que nadie tiene el tiempo de saber quién es… o por lo menos de saber quién no es. Terrible, pero en fin… tengo todos mis deditos y eso es lo que importa ¿no?

2 comentarios:

  1. Si bien no me ha pasado tal historia... puedo estar de acuerdo con la gran necesidad de compañia de muchas personas en un bar, pero lo mas interesante es que por el medio que sea, cuando la gran mayoria de una persona conoce a otra, solo quiere "momentos" y cuando ve algun indicio de compromiso, escapa ala menor provocacion y jamas vuelves a saber de el (o ella si es el caso). Yo hoy dia, mi mood esta decayendo cada semana mas, pues solo observo que NADIE literalmente NADIE quiere NADA... ha pero eso si, todos se quejan...
    Lamentablemente a mi me pasa MUY SEGUIDO, eso de la depresion dominical despues de las 6pm... y termino durmiendo con lagrimas en los ojos, para asi comenzar un lunes deseando que sea viernes y lamentablemente seguir en el fustrado intento... chinga ! estoy hasta la madre !

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  2. huy dedito, mientras uste no este así, que se que no, me conformo, si la gente esta sola, en su mayoría es por decisión propia, no por que hayan decidido estar solos, por que cuando uno lo decide, la soledad es tan deliciosa... pero por que en su momento tomaros ciertas decisiones que los han llevado a ese punto... y eso suele pasar mas en las grandes ciudades sabes?? galletitaaaaa

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