La tarde pasaba y las chelas corrían esperando los dos platos fuertes: James y Pixies. Que para muchos de menos de 30 en realidad no eran importantes. Al principio nos sentimos un poco paniqueados por la chamacada pero luego vimos que no éramos los únicos.
Las horas pasaban y algunos de nosotros decidimos quedarnos donde tocaría James para agarrar buen lugar… porque seguro cuando Interpol terminara, el tsunami de gente se nos vendría encima y pues no se trataba de eso.
Finalmente James salió al escenario y la gente se volvió loca. Definitivamente tocó las canciones que tenía que tocar, más cuando la última vez que estuvo en México “She is a star” no fue parte de la lista, pero ahora sí y todos bien desafinadotes “she is a staaaaaaaaaaar…” pero bien que la cantamos.
Desde antes de que terminara James tratamos de ir por más cerveza y aunque me sentí en la Rusia socialista tratando de cambiar un cupón por leche radioactiva: ¡Se acabó! Así de huevos: se acabó la cerveza en el Corona Capital… y eso lo hubiera entendido en el Splenda Capital, o en el Frijoles la Sierra Capital , pero NO en el C-O-R-O-N-A Capital. Cuarenta minutos que parecieron dos horas (¿o sí fueron dos horas?) tuvimos que esperar para poder comprar una cochina cerveza.
Ya con cervezas en mano regresamos donde el grupo para ver ahora sí a Pixies. La respuesta de la gente fue brutal… y cómo no iba a serlo si era la primera vez que tocaban en México.
Definitivamente fue un conciertazo y los que tuvimos oportunidad de estar ahí recordaremos las larguísimas filas que había que hacer para ir al baño (y que se terminó la chela).
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