lunes, 13 de septiembre de 2010

34


Todo un año completo tuvo que pasar para volver a festejar mi cumpleaños (34), uno debería tener la libertad de celebrarlo dos o tres veces al año así no sería tan desgastante la espera: ¿cuántos invitar? ¿a quiénes? ¿cuántos llegarán?
Honestamente este año mi economía no ha sido boyante, no me ha faltado nada, pero me he quedado con ganas de muchas cosas, tal vez demasiadas. De cualquier manera había que celebrar. EzRadio y yo decidimos por segundo año celebrar juntos nuestros nacimientos, afortunadamente tenemos ya muchos amigos en común.
El sábado muy temprano comenzaron los preparativos, había que limpiar toda la casa, incluyendo los lugares que uno se “perdona” no limpiar por que no habrá visitas, pero no esta vez, hubo que levantar y mover absolutamente todo para dejar el departamento presentable. A las 4 p.m. EzRadio estaba ya en la puerta de la casa esperando a Pierga para ir a comprar el resto de las cosas (bueno más bien todas) al Costco. Habían confirmado 42 personas… pero bueno uno sabe como es eso. AL fin dieron las 9 y nadie había llegado, por alguna razón yo estaba tranquilo y no desesperé… mejor comencé a beber. La primera en llegar fue la jefa de Piegra, y el estaba más nervioso que yo, hasta ese momento, porque ciertamente después de un rato yo fui el que se puso un tanto frenético.
Poco a poco comenzaron a llegar de uno, dos o tres invitados, algunos se encontraron fuera del edificio y poco a poco el refrigerador se convirtió en bodega de cervezas o bueno algo similar. Finalmente a las 12 aproximadamente la reunión alcazaba su clímax de asistentes, unos 35 aproximadamente… sólo había un detalle: La única mujer en la fiesta era la jefa de Piegra. En ese momento me di cuenta que por más que uno quiera evitarlo pues a mis 34 años cumplidos la mayoría de la gente que conozco es gay (hombres gay). Y no hablo de jotitas ni locas furiosas, si algo tiene la gente que conozco es que es muy distinta y afortunadamente siempre han convivido perfectamente y sin heridos en todas mis reuniones. En realidad no hubo nada malo, la noche fluyó al igual que el alcohol: son problemas ni complicaciones, no hubo borrachos desagradables, ni peleas, ni perradas, de verdad fue una fiesta maravillosa. Lástima que me faltaron un par de personas importantes pero bueno, algo tenía que fallar.
Ya entrada la noche despedíamos a los últimos invitados para salir corriendo al after (obviamente teníamos que terminar ahí). Y así fue, el Rolling nos recibió como siempre con sus escaleras mata borrachos. Honestamente no recuerdo si estaba muy lleno o no, creo que la música estuvo bien, y sé que mis amigos y yo estábamos muy a gusto, pero no puedo dar más detalles, honestamente cuando llegué ahí ya iba un poco pasado de copas. Ya cuando las piernas no me dieron para más salí para darme cuenta que el sol estaba ya de subida y afortunadamente yo de bajada.  Hay algo maravilloso que me hace sentir de alguna manera poderoso al abrirse la puerta del antro y ver la mañana pasando frente a ti. Todos en camino a sus actividades normales y uno… pues uno no.
Hoy por la mañana que terminaba de recoger todo lo que había quedado, conté 192 cascos de cerveza, aproximadamente 12 litros de vino tinto, dos botellas de ron y una de tequila. Claro que tuve que dar seis vueltas para terminar de llevar todo al camión de basura. A la tercer vuelta me vieron feo… pero a la quinta ya estaban cagados de la risa.
Honestamente fue una gran fiesta, se les extrañó a los que faltaron y a todos gracias por su amistad.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Todos los comentarios serán respondidos o borrados según mi conveniencia.